¿El hombre es bueno por naturaleza, o es la sociedad la que lo corrompe? ¿O quizás el hombre es malo por naturaleza y solo actúa bien cuando le conviene?
Una comunidad que se detuvo a reflexionar… y dejó huella con sus respuestas.
La interacción que surgió a raíz de la pregunta que publiqué en notes me dejó fascinado y lleno de aprendizajes. Por eso quise convertir esa conversación en algo más duradero.
Reuní aquí sus respuestas —tan valiosas como diversas— y les respondí una por una, como forma de agradecerles y seguir reflexionando juntos.
Cierro esta nota con una reflexión personal, porque esta pregunta, lejos de agotarse, sigue abriéndome por dentro.
No tengo ni idea. Al final, nunca podemos analizar a la persona fuera de la sociedad, y esta sociedad nos obliga, hasta cierto punto, a colaborar (porque no podemos producir todo nosotros). Pero quiero creer que somos buenos.
—Diego Madarnás.
Gracias por tu comentario. Es verdad que no podemos separarnos del todo de la sociedad ni de la necesidad de colaborar, pero eso no nos hace menos libres. Y aunque hay muchas capas difíciles de analizar, también quiero creer —como tú— que, en el fondo, somos buenos… o al menos capaces de llegar a serlo.
Querer creer en la bondad ya es un acto de esperanza… y eso también nos define.
El hombre no es bueno, ni malo, ni naturaleza, ni sociedad
es código en ejecución, narrativa que se cuenta a sí misma para no admitir que no hay esencia, solo repetición entrenada.
La pregunta no es si es bueno o malo, la pregunta es: ¿Quién se beneficia de que te lo sigas preguntando?
El bien y el mal son prótesis morales para evitar el vértigo de no tener forma. El hombre no es, se repite, hasta que se derrama, y en ese derrame tal vez…pueda comenzar a mutar.
—rφd
Tu comentario me pareció potente y muy bien planteado. Me hace pensar que quizás sí, mucho de lo que somos es repetición entrenada… pero aún dentro de esa repetición, siento que hay espacio para tomar conciencia y transformarnos. Yo creo que el derrame, como bien dices, es donde comienza todo. Gracias por compartirlo así, sin adornos.
La gente del paleolítico eran cazadores y recolectores, grupos familiares unidos, donde hombres y mujeres se repartían el trabajo de forma paritaria, y cuidaban de los enfermos y los ancianos porque eran los que a su vez se quedaban en la cueva a cuidar a los niños. Ahora si les preguntas a los bisontes si esta gente era buena o mala, van a guardar un silencio acusador.
—Zuccari
Gracias por tu comentario. Me pareció una forma muy original y acertada de mostrar que la bondad o la maldad dependen mucho del lugar desde donde se mire. Para los humanos, cazar era amor y supervivencia… pero para el bisonte, era el fin. Me dejaste pensando en cómo una misma acción puede tener sentidos tan distintos según quién la viva.
¿Qué tan bueno es el bien cuando alguien más tiene que pagar por él?
Decir que algo es bueno o malo por naturaleza es reaccionario por varios motivos. primero porque parte de unas premisas morales concretas y segundo porque no hay nada natural. Todo es histórico y viene definido por el contexto histórico en el que se dan las cosas. Es como los debates que se dan sobre el fascismo. Son estériles porque las condiciones en las que se dio el fascismo no existe. Eso no quita que haya movimiento con tendencias fascistas que eso es otra cosa.
—Soliloquio
Gracias por tu comentario. Me parece muy valioso que hayas traído esa mirada histórica y contextual. Es verdad que muchas veces tratamos de encasillar lo moral como si fuera universal, cuando en realidad está atravesado por el tiempo, el lugar y las condiciones sociales. Me gustó que lo plantearas desde ahí, porque justo ese “pinchar” ayuda a abrir el debate en lugar de cerrarlo.
El lado idealista en mi se inclinaría más por la primera. Siento que la empatía se relaciona bastante, pero un exceso de la misma es contraproducente. Lo que se podría tomar como que la sociedad nos corrompe ¿o no?.
—Se escribe Shania
Gracias por tu comentario. Me identifico mucho con esa inclinación idealista. Creo que la empatía sí es una clave importante, aunque como bien dices, en exceso puede volverse una carga. Y quizás justo ahí entra lo que mencionas: la sociedad no siempre nos corrompe, pero sí nos condiciona. ¿Hasta qué punto? Buena pregunta para seguir pensándola.
Cada día creo que más en la segunda, la verdad.
—Ultramar
Gracias por compartirlo. A veces tomar postura —aunque sea desde la duda o el cansancio— también es parte del proceso de entender al ser humano. La segunda opción tiene su peso, y entiendo por qué puede resonar más en ciertos momentos. Lo valioso es que sigas reflexionándolo desde tu lugar.
Reflexión personal:
¿Cómo responderías esta pregunta para ti mismo?
¿Soy bueno y la sociedad me ha corrompido, o puedo aceptar mi lado animal y reconocer que intento ser bueno para encajar y vivir lo mejor posible?
Quise también compartir un poco de contexto clásico que me ayudó a explorar esta pregunta:
Rousseau creía que el ser humano nace puro, pero la sociedad lo corrompe.
Hobbes veía al hombre como naturalmente egoísta y salvaje, solo domesticado por la ley.
Aristóteles pensaba que no somos ni buenos ni malos, sino seres con potencial.
Personalmente, me gustaría creer que el hombre nace puro y sin mancha, y que dentro de esa pureza ya existen los dos polos de la vida. Me refiero a la dualidad que da equilibrio a todo lo que nos rodea: el sol y la luna, el día y la noche, lo dulce y lo salado.
Creo que nuestro trabajo en esta vida recae mucho en aquella palabra alquímica:
V.I.T.R.I.O.L.
“Visita Interiora Terrae, Rectificando Invenies Occultum Lapidem”
“Visita el interior de la tierra y, rectificando, encontrarás la piedra oculta.”
Esta frase nos invita a ese camino interno del que muchos hablan pero pocos se atreven a explorar. Y yo siento que ahí yace la verdadera respuesta: somos lo que sentimos y percibimos lo que pensamos. Nuestro exterior es un reflejo de lo que llevamos dentro.
¿Cómo lo relaciono con la pregunta inicial?
Para mí, el hombre nace puro, pero dentro de esa pureza ya existe lo bueno y lo malo. Somos ambos. Y nuestro deber es conocer, aceptar y equilibrar esas dos facetas para poder trascender como seres vivos.
Alguien me dijo una vez:
“A veces es necesario hacer el mal, y eso es lo más correcto que podrías hacer.”
Gracias, gracias, gracias.
—David Hernández